13/7/10

No tengo palabras


No tengo palabras.
Prefiero las manos,
los latidos.

Estás tú,
silencioso y plácido, 
abultando mi vida.

Mi vida contigo,
en un solo tiempo
para los dos

Hasta que el mundo 
te acaricie  la frente,
y en tu propio aire

 lluevan  palabras
que digan
te quiero.

Ilustración: Paola Borquez 
 

7/7/10

Feliz cumpleaños Ojos de Luna


Ya tienes cinco años... ¿Qué puedo regalarte, mi pequeño?
¿Unos patines?, ¿Un tambor? No, eso ya lo tienes. ¿Un cuento? No, eso no, que tu mamá los sabe todos...¡Ah, ya sé!

Te regalo... aplausos.
Te regalo... botes de sonrisas.
Te regalo... el aire que eleva las cometas.
Te regalo... alas de abeja.
Te regalo... una nevera para conservar recuerdos.
Te regalo... cien secretos de magia.
Te regalo...  zumitos de sol y cerezas.
Te regalo... muelles  para saltar muy alto.
Te regalo... una fotocopiadora de estrellas.
Te regalo...  todo mi amor.

Has sido el primero en hacerme brillar, siempre serás mi resplandor apacible de luna llena.

 

24/5/10

Que caiga una estrella


Emociona ver caer estrellas. Es un juego revoltoso entre la esperanza, la casualidad y la belleza. La partida se gana cuando las tres ocurren al mismo tiempo y el premio es una sensación de euforia tan breve, que siempre se necesita ver una más, ojalá otra más.
Esta noche pondré mis manos sobre mi barriga (igual que si tocara el cielo) y esperaré tumbada a que llegue el momento. Pensaré con fuerza: "que caiga, que caiga una estrella", hasta que sienta el golpe. Entonces robaré una por una todas las estrellas para que nunca se acabe este hermoso juego.

Ilustración: Graham Franciose

3/5/10

Viaje en una burbuja


Allá en en el cruce de las cuatro calles  se forma un remolino mágico entre la calle del aire, la de la luz, la del arcoiris  y la del agua. Tú y yo venimos desde la otra punta de la ciudad, a paso sereno -a tu paso- y empujados por el brillo nos metemos en el  cruce y esperamos a ver qué ocurre. Tus ojos de luna se abren tanto que las pecas se resbalan y te entra la risa grande. De pronto las chiribitas de tu cara se suman al torbellino de las cuatro calles y comienzan a formarse burbujas gigantes, de colores transparentes, delicadas pero resistentes y una de ellas nos envuelve, nos invita a subir y nos hacemos pasajeros del aire. El viaje es largo, así que nos quedamos los dos juntos convertidos en motitas tranquilas de luz.

Ilustración: Marina Marcolin. El Baúl

23/4/10

¡Buenos días!

Hay mañanas 
que no huelen a nada 
ni a sol 
ni a sábanas pegadas.

Hay mañanas lentas 
que huelen
a árbol de cerezas 
hinchadas.

Pero las mejores mañanas 
son las que huelen
a besos
de galletas de menta.

21/4/10

La niña interior


Días atrás  me encontré contigo. Hacía tantos años que no te veía... estabas tal y como te recordaba, como si no hubieras crecido en todo este tiempo: el pelo liso, muy brillante, recogido con una horquilla a un lado de la frente, la cara pequeña, con una expresión dulce  -parecida a la tristeza- que empezaba en unos ojos repletos de pestañas negras y acababa en una sonrisa corta. 
Tuve la impresión de que no te sorprendió verme, que en realidad llevabas tiempo sabiendo que en cualquier momento yo podría aparecer, como si hubieras estado en ese mismo sitio eternamente sólo para que yo pudiera encontrarte. Sentí una punzada en el corazón, no de dolor, sí de alegría desperdiciada, porque tantos años sin saber de ti me habían privado del  gozo de vivir en paz. 
Cuando me acerqué a ti tuve el impulso de abrazarte y acogerte en mi cuerpo, pero antes te pregunté si eras feliz. 
¿Eres feliz?
Al hacerlo lloré, porque a una niña no se le pregunta si es feliz; las niñas prefieren salir al sol a jugar o hacer trenzas con lanas. 
¿Eres feliz? 
Me llegó la pregunta como si hubiera rebotado en un espejo, como si el aire me devolviera mis propias dudas. Y antes de poder responder ella siguió preguntando... 
¿Cómo sanarme?, ¿Cómo hago para sanarme?
-No lo sé pequeña, aprenderás a hacerlo- Pero preferí no decirte nada. Cogí tu mano y prometí que nunca más te dejaría sola, así por lo menos si la felicidad llegaba nos encontraría a los dos juntas.

Ahora siempre te llevo conmigo, no debí dejarte allí  sabiendo que no te gustaba estar sola.

Ilustración: Lisa Hurwitz

14/4/10

Percepciones



Ya te oigo. 
Suenas a versos, 
voces que vuelan 
música 
desde la otra habitación. 

Ya te siento, 
das calor. 

Me alargo para llegarte, 
estiro mis dedos 
que son milímetros, 
miniatura de tu mano, 
caricias pequeñas 
de regalo. 

Ya sé quién eres, 
he aprendido tu voz, 
tu tacto, 
tu rastro para encontrarte 
cuando resbale 
de mi mundo 
al tuyo.


Ilustración: Gabriel Pacheco