29/6/09

Anatomía del ruido

Cállate de una vez, déjame tranquila.
Aparta tu sombra de mi cabeza, aléjate y no vuelvas porque no quiero escucharte más.
Maldita sea, vete de aquí. ¿Es que no me has oído? No, claro, tú no oyes, tu sólo emites tu puerca voz en mi cerebro y dejas tu eco perdido en mis oídos, repicando contra la almohada y esparciendo los sueños que no he soñado.
No es dolor, así que no te recrees haciéndome sufrir, no mires de reojo porque no es dolor. ¿Que me has visto llorar? Mentira, eso no era llorar. Eso no era. Cuando lloro el dolor se aleja y contigo eso no sirve, por eso no era. Prefiero vomitarte antes que llorarte, a ver si así te pierdes en las tuberías mugrientas y dejas en paz mis laberintos.
Voy a aprender a ignorarte, lo juro, y entonces me dará igual que grites, que me inundes porque voy a econtrar el hueco por el que huirte, no tendrás suficiente aliento y te atragantarás, te callarás para siempre, porque no eres más que ruido.

Ilustración: Maria Elina Méndez

23/6/09

Ojitos de sol


Así de guapa estás. Llena de flores, de colores, de amores.
No sabes lo bonitos que se te ponen los ojos cuando te da el sol, será que por ahí entra la luz a tu barriga y el bebé se asoma a tus ojos creyendo que es un balcón.

Creo que esta vez serán ojitos de sol.

Ilustración: Leandro Lamas. Del Baúl

11/6/09

La profecía

Llovía afuera y yo sin paraguas; en su lugar tenía el secador de pelo. Puede que al salir de casa estuviera pensando en lo que haría al volver. Siempre me pasa, tengo tendencia a pensar por adelantado. Ayer mismo escribí el final de este cuento, el problema es que no lo encuentro, puede que estuviera pensando en borrarlo.

29/5/09

En el espejo


¿Dónde estás?. ¿Vas a volver?.
Es que en tu lugar ha llegado otra. No me gusta, no tiene el alma limpia.
Si no vas a volver, avísame. Necesito empezar a pedir perdón cuanto antes.
No tenías que haberte ido de esa manera, no sé asumirlo.

Nunca antes te había echado tanto de menos. Por eso me trago las lágrimas, porque así te pierdo menos.

Ahora necesito un ángel de la guarda que no me deje seguir marchando.

23/5/09

Quien pueda escuchar el silencio, que tire la primera piedra.

Me agobia pensar que quizá no vuelva a encontrar el silencio. Algo ha pasado. De repente no puedo descansar del ruido.
Siempre hay ruido, incluso cuando todo se apaga. A mayor proporción de silencio, mayor proporción de escándalo.
¿Cómo se puede vivir sin el silencio, sin un momento de tregua, de reposo, de olvido?
Ay de mí.
Antes podía decidir cuándo disfrutar del silencio, pero ahora no puedo siquiera recordar cómo era.
Música, un tic-tac, un murmullo de voces de madrugada, voces aburridas en la radio, un goteo, un grillo... o la locura.

Puede que mi silencio me esté pidiendo a gritos un poco de calma, así que de ahora en adelante, mi ruido será mi silencio que transformado en olas de mar, me invita a un momento de serenidad.

El Grito, Edvard Munch

23/4/09

Fórmula crece-pelo

He estado esperando a tener el pelo largo. Hoy por fín lo he conseguido. Es el momento de decirlo: he cambiado. Ya no soy la chica de pelo corto, eso ya pasó, ahora tengo las puntas del pelo más cerca del suelo, más a mano para acariciar.
Antes era yo, pero con menos centímetros en total... así que se puede decir que soy más en general.
Voy a celebrarlo asomándome al balcón a mirar el atardecer -eso también ha cambiado; desde mi nuevo balcón se ve el atardecer- y a imaginar que hay alguien detrás de mí mirando cómo me crece el pelo. Luego me abraza y me dice, muy suave, que soy su amor.
Y en un rato todo se llena de pelo.

23/3/09

El cuento del globo que plantaba risas


- Se me ha roto el globo. ¡Arréglamelo, vamos!

- Cariño, los globos no se pueden arreglar. Cuando se rompen ya no sirven.
- Ponle celo, con celo se arregla todo.

No mi amor, el celo no lo puede arreglar todo. Hay cosas que una vez que se rompen no vuelven a funcionar. No se puede recomponer un globo cuando se explota, es así. Pero verás, hay otras cosas que acaban y luego empiezan de nuevo. Mira, cuando el sol se esconde todos los días es porque se va de paseo a otros lugares y la lunita se va al cielo a descansar un rato. Por la mañana el sol vuelve y siempre, siempre volverá.

- Yo quiero mi globo.

Esas lágrimas me parten el alma. No llores, sé que ningún otro globo puede sustituir al tuyo; no es el globo lo que quieres mantener, es tu confianza en la vida, tu inocencia, pero esto te ayudará a crecer, ven que te de mimos un ratito.

-¿Me cuentas un cuento?


"Érase una vez un globo que en lugar de aire, estaba lleno de millones de burbujas de jabón y en cada una de ellas había una sorpresa. Algunas se podían ver desde fuera, por ejemplo, había burbujas que tenían dentro plumas de colores, otras tenían semillas de estrellas (que son iguales que las lágrimas de la risa) y en otras flotaban chinchetas revoltosas a las que todos tenían miedo.
El globo llevaba tiempo olvidado en un rincón porque no eran días de jugar, hasta que alguien lo rescató y lo llevó al viento. Las chinchetas estaban tan contentas por salir a jugar que daban volteretas, y en un momento el globo se explotó.
¡No te imaginas la que se formó! Los burbujas invadieron el aire y todos pensaban que había caído lluvia de jabón. Era precioso: todo se veía más grande y con múltiples colores, se mezclaban los colores en los ojos y brillaban los zapatos de la gente.
La burbujas empezaron a deshacerse y cayeron las sorpresas que había dentro de cada una de ellas, millones de sorpresas, algunas duraban unos segundos, otras eran sorpresas para toda la vida.
Lo mejor fue que las semillas de estrellas se plantaron en la tierra y todos los años germinaban minúsculas estrellas que provocaban ataques de risa a quien las pisara.
Desde aquel día cada vez que se explota un globo, los niños se quedan descalzos y esperan a la risa que les sube desde los pies".