Has venido como un copo de nieve, blanca y redondita, a posarte delicadamente en la vida. Eres silenciosa, como la brisa de las montañas lejanas, y suavecita, como la espuma de baño.
Te han llamado niña deseo y eso es una suerte, porque podrás frotarte las mejillas y concederte miles de cosas, pero primero tendrás que esperar, que ahora eres de nieve y los copos se pueden deshacer, pero luego podrás jugar a que tienes un baúl de deseos para jugar con ellos, prestárselos a otros, quedártelos todos o inventarte alguno para los que no tengan ganas de desear.
Podrás hacer castillos de deseos, mares de caprichos, nubes de antojos, y te llamarán la niña deseo, porque tienes todo eso.
Yo ya tengo mi deseo, lo voy a guardar para que no se me pierda y cuando te vea, te lo dejo a ti para que me lo concedas.
Mientras tanto sigue creciendo así de preciosa, tan blanca, tan redonda, que cuando te vea me voy a quedar prendada de ti, queriéndote tanto que hasta te vas a derretir.
Ilustración: Adolie Day